La conceptualización cognitiva provee al terapeuta el marco
necesario para comprender al paciente. Al iniciar el abordaje de un caso, el
terapeuta se plantea las siguientes preguntas:
-¿Cuál es el diagnostico (Dx) del paciente?
¿Cuáles son sus problemas actuales, como se desarrollaron y
como persisten en este momento?
¿Qué pensamientos y creencias disfuncionales se asocian con
los problemas? ¿Qué reacciones se asocian con estos pensamientos?
El terapeuta establece, entonces, una hipótesis acerca del
modo como el paciente llego a desarrollar su trastorno psicológico particular.
Desde el primer contacto, el terapeuta comienza a construir una
conceptualización cognitiva del paciente y la sigue profundizando hasta la
última sesión.
El modelo
cognitivo
La terapia cognitiva se basa en el modelo cognitivo, que
plantea la hipótesis de que las percepciones de los eventos influyen sobre las
emociones y los comportamientos de las personas. Los sentimientos no están
determinados por las situaciones mismas, sino más bien por el modo como las
personas interpretan esas situaciones.
Los sentimientos de las personas están asociados con su forma
de pensar e interpretar una situación. No es la situación misma la que
determina en forma directa lo que sienten. La respuesta emocional está
condicionada por la percepción de la situación. El terapeuta cognitivo se
interesa especialmente por el nivel de pensamiento que opera simultáneamente
con el pensamiento superficial, que es el más evidente.
Si usted identifica sus pensamientos automáticos,
probablemente podrá evaluar, al menos hasta cierto punto, la validez de ellos.
Si se da cuenta de que hacia una interpretación errónea y logra corregirla,
seguramente descubrirá que su estado de ánimo mejora. En términos cognitivos,
cuando los pensamientos disfuncionales son sometidos a la reflexión racional,
las emociones suelen modificarse.
Las
creencias
A partir de su infancia, las personas desarrollan ciertas
creencias acerca de ellas mismas, las otras personas y el mundo.
Las creencias
centrales son ideas tan fundamentales y profundas que no se suelen
expresar, ni siquiera ante uno mismo. Estas ideas son consideradas por la
persona como verdades absolutas, creyendo que es así como las cosas “son”. Son
globales, rígidas y se generalizan en exceso.
Actitudes,
reglas y presunciones
Las creencias centrales inciden en el desarrollo de una clase
intermedia de creencias, que consisten en actitudes reglas y presunciones.
Estas creencias influyen en la forma de ver una situación, y esa visión a su
vez influye en el modo como piensa, siente y se comporta.
El terapeuta enseña al paciente a reconocer, evaluar y
modificar sus pensamientos para lograr un alivio de los síntomas. Luego, el
tratamiento se centra en las creencias y pensamientos que subyacen en las ideas
disfuncionales. Aquellas creencias intermedias y centrales que resultan
relevantes son evaluadas de distintas maneras y, más tarde, son modificadas
para lograr un cambio en las conclusiones que saca el paciente a partir de sus
percepciones de los hechos. Esta modificación más profunda de creencias
fundamentales disminuye las posibilidades de recaídas en el futuro.
Relación
entre la conducta y los pensamientos
automáticos
Creencia central
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La conceptualización comienza durante el primero contacto con
el paciente y se va profundizando en cada nuevo encuentro. El terapeuta se
plantea una hipótesis respecto del paciente, basándose en los datos que el
aporta.
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