Principio 1.
La terapia cognitiva se fundamenta en una formulación dinámica del
paciente y sus problemas planteada en términos cognitivos.
·
El terapeuta intenta conceptualizar las dificultades
en marcos de tres tiempos. Desde el comienzo, identifica su pensamiento
presente. Estos comportamientos problemáticos surgen del pensamiento disfuncional,
y a la vez lo refuerzan.
·
En segundo término, el terapeuta determina los
factores desencadenantes que influyeron sobre las percepciones al comienzo de
la depresión.
·
En tercer lugar el terapeuta formula hipótesis acerca
de situaciones clave en el desarrollo del sujeto y modelos persistentes de
interpretación de esas situaciones que pueden haberla predispuesto a la
depresión.
El terapeuta basas sus formulaciones en los datos que el
paciente le provee en la primera entrevista y va profundizando el marco teórico
a medida que ella le aporta más datos a lo largo de la terapia. Durante toda la
terapia, ella aprende a identificar aquellos pensamientos asociados con los sentimientos
que la perturban y a evaluar y formular respuestas más adaptadas a su
pensamiento. De este modo, logra sentirse mejor y muchas veces consigue también
comportarse de una manera más funcional.
Principio
2. La terapia cognitiva requiere de una solida alianza
terapéutica. Los ingredientes básicos de la actividad: calidez, empatía,
interés, preocupación genuina y competencia.
Principio
3. La terapia cognitiva enfatiza la colaboración y la
participación activa. El terapeuta alienta al paciente a considerar la terapia
como un trabajo en equipo.
Al comienzo el terapeuta es más activo respecto de las
sugerencias sobre la dirección que debe tomar la terapia y en la confección de
la síntesis del trabajo efectuado en cada encuentro. A medida que el paciente va saliendo de la
depresión y se va instruyendo en la terapia, e terapeuta lo alienta para que
sea cada vez más activo en las sesiones.
Principio
4. La terapia cognitiva está orientada hacia objetivos y
centrada en problemas determinados. El terapeuta pide al paciente en la primera
sesión que enumere sus problemas y que fije objetivos específicos. Con ayuda se
establecen objetivos en términos de comportamiento. El terapeuta ayuda a
evaluar los pensamientos que interfieren con sus objetivos y a tomar medidas al
respecto. El primer término, el profesional la ayuda a evaluar la validez de
esos pensamientos mediante un examen de la evidencia. Una vez que ella reconoce
y corrige la distorsión de su pensamiento, pude valerse de estrategias de
resolución de problemas para mejorar sus relaciones. El terapeuta debe
conceptualizar las dificultades de cada paciente evaluar cual es el nivel de
intervención.
Principio
5. La terapia cognitiva principalmente destaca el presente. El
tratamiento la mayor parte de los pacientes implica poner un énfasis en los
problemas actuales y en las situaciones especificas que alteran al paciente. La resolución o el abordaje más realista de
las situaciones perturbadoras muchas veces llevan al alivio de los síntomas. El
terapeuta cognitivo, por lo tanto, suele comenzar la terapia con un examen del
aquí y ahora, independientemente de cuál sea el diagnostico. La atención puede
centrarse en tres circunstancias:
·
Cuando el paciente expresa una fuerte predilección por
hacerlo.
·
Cuando el trabajo centrado en el presente produce
pasos o ningún cambio desde lo cognitivo, conductual y emocional.
·
Cuando el terapeuta considera que es importante
comprender como y cuando se forjaron ciertas ideas disfuncionales que afectan
al paciente en la actualidad.
Principio
6. La terapia cognitiva es educativa; tiene como objeto enseñar
al paciente a ser su propio terapeuta y pone énfasis en la prevención de las
recaídas. En cada sesión, alienta al paciente a que registre por escrito las
ideas importantes que ha aprendido, para que se pueda sacar provecho de su
nueva comprensión de las cosas en las semanas que siguen y aun después de
finalizada la terapia.
Principio
7. La terapia cognitiva tiende a ser limitada en el tiempo. La
mayor parte de los pacientes con depresión y angustia se tratan durante un
periodo que va de cuatro a catorce sesiones. Hay pacientes que no hacen
suficientes progresos en pocos meses. Algunos necesitan tratamientos de uno o
dos años para poder modificar creencias disfuncionales muy rígidas y modelos de
comportamiento que contribuyen a su malestar crónico.
Principio
8. Las sesiones de terapia cognitiva son estructuradas. No
importa cuál sea el diagnostico o la etapa del tratamiento, el terapeuta
cognitivo tiende a armar una estructura establecida para cada sesión. Al seguir un formato fijo, la terapia resulta
mejor comprendida tanto por la paciente como por el terapeuta. Además, aumenta
la posibilidad de que una vez terminado el tratamiento, pueda aplicar el auto
terapia.
Principio
9. La terapia cognitiva ayuda a los pacientes a identificar y a
evaluar sus pensamientos y comportamientos disfuncionales y a actuar en
consecuencia. El terapeuta se cale de un amable cuestionamiento socrático, que
ayuda a que el paciente perciba que él está verdaderamente interesado en el
empirismo colaborativo, es decir, que la ayuda a determinar la precisión y l la
utilidad de sus ideas. Es otras sesiones, utilizan el descubrimiento guiado, un
proceso en el cual sigue interrogando a
el paciente acerca del significado de sus pensamientos, para develar creencias
subyacentes que ella tiene respecto a si misma, del mundo y de los demás.
Principio
10. La terapia cognitiva se sirve de una variedad de técnicas
para cambiar el pensamiento, el estado de ánimo y la conducta. Si bien estrategias
cognitivas, tales como el cuestionamiento socrático y el descubrimiento guiado
sin muy importantes en esta terapia, también se utilizan, dentro de un marco
cognitivo, técnicas que provienen de otras orientaciones terapéuticas. El
terapeuta establece las técnicas según el planteamiento de cada caso y los
objetivos que establece para cada sesión.